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Sale nuevamente Bruzzone con su cámara y me permite viajar y escaparme a esa utopía desprovista (o, al menos, eso parece en los videos) de un mundo sin Covid. Esto ocurre hasta que, por ejemplo, el restaurants al que va, sólo atiende en la vereda y vende comida congelada. De todos modos, el mundo del Juez es un mundo relajado e histérico, al mismo tiempo, en el que el barbijo es más un gesto obligado que el límite, para muchos, entre la vida y la muerte. Por su parte, en mi querido país, el Covid se ha transformado en una oportunidad para que los negocios muden, finalmente, su actividad a la calle, saquen los parlantes y se genere ese tipo de socialidad que en la apocalíptica Inglaterra de la segunda cepa es ciencia ficción.
El restaurante en cuestión es MNSantaInés de La Paternal que tiene la estrucura de una vieja panadería transformada en restaurante con lounge y galería de arte, incluidos. En realidad, la galería de arte es la vidriera de la ex panadería en la que de un cordel cuelgan retratos hechos con birome por Cecilia Coppo. El video Bruzzone revela lo performativa de la ocasión ya que del lado de afuera tenemos a la artista producida, pierceada y vestida como para no pasar desapercibida. Ella es el centro de una performance de sí misma como retratista. Como los retratistas de antaño previos a la era de Instagram, ella se acerca a las mesas y retrata a los comensales. Paralelamente, en la vidriera tenemos una serie de retratos que no fueron hechos por ella de esa manera sino que son el producto del trabajo más minucioso en su estudio o en el taller de su maestro. En tanto objetos terminados, las obras no se presentan como opus magnum sino como ‘arte de cordel’ siguiendo la tradicion de la literatura de cordel que trajera de Salvador de Bahía, el trío de ‘Belleza y Felicidad’. Sus retratos son presentados como arte menor.
Formalmente, estas imágenes de Coppo permiten asociaciones visuales contrapuestas como el manto de la Verónica impreso en la toalla con la que aquella mujer limpió (e imprimió) el rostro de Cristo en su ascenso a su propio sacrificio y tambien a los identikit policiales con la que los profugos del sistema de justicia son identificados. En ambos casos, el retrato veloz es el modo en el que aquel que es invisible o imposible de ser representado logra serlo, aunque de forma efimera. El trazo nervioso resalta lo efímero de estos íconos subalternos.
Si volvemos a la performance de la vereda, vemos que Coppo retrata espásticamente sin levantar la birome. En diálogo con uno de sus sujetos confiesa que tiene que ‘entrar en transe’ y mientras dice esto sigue conversando. Hay algo corporal en el modo en el que la relacion con el representado deviene en un dialogo acompañanado por un movimiento que no es sino la extensión de esa charla. Esta charla ocurre a nivel del texto dicho a traves de la boca y los oídos pero tambien de la imágen. Es como si en el flujo de la charla y el retrato, la mano, el cuerpo, los ojos y la mente se unieran. El resultado es la mirada en esos dibujos que penetran al espectador y genera un tipo de interioridad psicologica que la diferencia, por ejemplo, de las Mascaritas de Liliana Maresa en tanto indices de una humanidad en disolución. Como dije antes, estos son íconos bizantinos de la subalternidad. Para Coppo la relacion que se establece a través del arte es aún significativa y sus dibujos son menores pero optimistas y diría yo, necesarios, en un contexto de depresion y catastrofe como el que vivimos. J A T
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Me parece es mas una critica del videp de Bruzzone que de los retratos de Coppo…
No, los retratos no son objetos finales sino parte de una performance.
¿Entonces el video de registro de la performance es parte de la obra? ¿Coppo y Bruzzone son co- autores?
No, la performance es la de la artista en un contexto muy especifico de ‘arte relacionar’. Ahora bien, lo de Bruzzone es tooooodo un tema.
Si fuese vecino de ese antro, lo primero que hago es hacer una denuncia por la música alta. La mujer que hace el dibujo en el cuaderno, pese a su producción para la ocasión, tiene una actitud de señora postmenupaúsica notoria. El único normal ahí es el DJ. En el informe del video de IG, leo: “asociaciones visuales contrapuestas”; leo: retrato veloz”, “forma efímera”, “trazo nervioso”; leo: “identikits policiales”; y me pregunto: ¿qué tiene que ver todo eso, ‘retratos’ o ‘perfomance’, con los íconos bizantinos?:
No me transmite ninguna ‘interioridad psicológica’ el video (ni, por supuesto, mucho menos los ‘retratos’ considerados como ‘objetos finales’). Toda esa invención performativa, que indica el párrafo final, puede simular un conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud.
Si el único normal es el DJ, por qué lo vas a denunciar?
Bueno, tus cintradictorias irritaciones son una muestra de que en su aparente domesticidad, lo performático ha surtido efecto.
(La exploracion de un espacio en pandemia, aprovechando las bendiciones climáticas porteñas, podría ser tema de una encuesta visual)
Así dibujan los chicos del secundario mientras hacen que escuchan la clase. Cada día vemos peores dibujantes.
Es verdad!!!
Que generoso que sos, Rodrigo.
La verdad que cuando veo esto me dan ganas de que caiga Rodolphe Julian, funde una academia Julian y los encierre a dibujar calcos 5 años.
mucha blanquitud triste y ansiosa, a sabiendas de que el arte ya murio
Jajajaja hermoso
Son los nietos náufragos de Esperando la carroza, filmados por un jubilado de privilegio de la infame casta Judicial de Berretolandia.
Sombras histéricas de una clase media que desapareció, pero que se resiste a enterarse.
Igual esta bueno que el magistrado deambule y registre la decadencia, ya sea porque se lo recomendó su terapista, o por el mero hecho frívolo de querer simplemente figurar e integrarse al imperio del like Istangramero…
Transitar la banalidad es una manera de mantener la conciencia en estado vegetativo.
No hay asombro ni novedad allí ,es un perverso importante ese anciano.
Patético es poco….
Fabuloso. Bravo. Muy agudo y cierto
un mashup de blackmirror y la parte sana de la purga