ESTE TEXTO NO ES MIO SINO DE KILLER MIKE
Tonelec nunca me terminó de cerrar. Cuando surgieron me daba la sensación de cierto oportunismo, con una búsqueda apropiacionista y extractivista de raíces originarias + electro ATP, escudados en cierta crisis identitaria personal desatada por la crisis del 2001, amparados en el pedigree prestigioso del peronismo revolucionario, y demasiado integrados a la infraestructura cultural estatal. En ese sentido, ChanchaviaCircuito me resultaba mucho más interesante y honesto. En sus últimos años, no desde lo musical, sino desde su estética que abreva en cierto folklorismo esencialista tan del gusto del progresismo blanco de UNSAM-UNTREF y del “peronismo Eternauta” de centro cultural álla Futurock, no puedo evitar ver a Tonolec como una suerte de versión epigonal de Lila Downs para el Global South, una versión de lo indígena milolockettizada para consumo masivo…
https://www.youtube.com/watch?v=aOao_80XZ08
Pero tal vez sea puro prejuicio mío, seguramente. Gracias MariaE, le daré una segunda escucha y voy a buscar la película que mencionás. Doy por descontado que donarán el 60% de sus regalías a las comunidades originarias y a los coros de niños de los que toman su inspiración, y militarán por las causas que aún los sojuzgan, aportando al proceso de revitalización de sus lenguas.
En obras de aristas indígenas menos integradas, más autogestivas y con posturas realmente críticas, que le ponen el cuerpo al combate contra los avances del extractivismo voraz de la megaminería que todo lo contamina, encuentro todo lo contrario. Por ejemplo en Anahí Rayen Mariluan, una artista mapuche de hermosa voz, etnomusicóloga y militante, residente en Bariloche. Anahí se dedica a recuperar los cantos de sus ancestros y está trabajando en la restitución a las comunidades y a los territorios, de los audios que fueron extraídos en el siglo XX por diversos investigadores científicos y se encuentran archivados en cilindros de cera y en cintas magnetofónicas en instituciones de la Argentina y del extranjero.
Fabrica además sus propios instrumentos, como el kultrun
y está explorando las sonoridades del k’oolo, un arco cordófono que era utilizado por los Tehuelches y otros pueblos del Puelmapu.
Aquí algunos de sus cantos
Y una sesión en donde explica el sentido de su arte y su militancia
Saludos
PODÉS ACCEDER A ELLAS HACIENDO CLICK EN EL SIGUIENTE LINK
LA PRESENTACIÓN OFICIAL DE LA SEGUNDA EDICIÓN EN UN MES DE MI ‘HISTORIA A CONTRAPELO DEL ARTE ARGENTINO’ ES ESTA…
EN EL LANPODCAST DE ESTA SEMANA, LA PAYADA LANP
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Un día de paseo en Santa Fe…
https://imgur.com/a/2pXFegV
lisa y llanamente, musica de mierda
Coincido con KM en su análisis. Es solo oportunismo burgués con apropiación cultural. Carecen de escencia. Les falta autenticidad. Chanchaviacircuito es real y se nota el conurbano y el tren del oeste que transita. Ese mezcla que hizo en conciertos con el chango spasiuk con el folclore y la polka fueron muy interesantes hace un par de años, al igual que lo que hizo L-gante con el gran Pablito Lescano, que los oidores (xq no son escuchadores músicales de ningún tipo) escapan al sonido villero y se conforman con el sonido santalollano impuesto x el gran ladrón de la apropiación cultural x excelencia que se autoimpuso en su serie ideologica y monetario en Netflix para colonizar las mentes Latinoaméricanas fomentando música basura para las burguesías que aman el norte.
https://youtu.be/i3Go1KvZdYc
Saludos…
Me acorde de esta apropiacion cultural, para la comunidad goth lanp.
https://m.youtube.com/watch?v=-wPaaK3wNiI
Disculpen, pero el pretendido “concepto” de “apropiación cultural” es, como siempre, un concepto -diría- muy “culpógeno” proveniente de una clase social que, por haber revisado un poquito la historia “descubre” que sí, que hubo imperios y que esos imperios eran… ¡IMPERIALISTAS!. Entonces, para lavar sus culpas, creen que deben hacer un mea culpa (cristiano, eso sí, aunque cambiándole el nombre para que no los acusen de eurocentristas ni puritanos… de ahí viene el concepto supuestamente laico y sociológico de “apropiación cultural”) por sus “pecados”.
Lo cierto, es que en la actualidad (aunque casi nunca en la historia de la humanidad) no hay culturas “puras”. Las culturas humanas SIEMPRE (o casi siempre) son fruto de diversas hibridaciones. En la actualidad, más que nunca. ¿El jazz se “apropió” culturalmente del blues? ¿El rock del blues y de la música country? ¿Bach de qué se “apropió culturalmente” (quien conozca un poquito, no mucho, de la música, verá que CASI NADA es “creación pura”)? ¿Sabían que la última variación de las Variaciones Goldberg de Bach es un quodlibet de dos melodías que a Bach le gustaban mucho y que NO eran de su autoría? ¿Sabían que Bach (y muchísimos compositores y compositoras) se “robaban” a sí mismos haciendo “refritos” de sus propios temas musicales? ¿Sabían que Beethoven se copió a si mismo para re–elaborar el tema musical del último movimiento de su 9na Sinfonía?
¿El tango es apropiación cultural? No hay nadie que pueda decir que el tango no forma parte de la cultura porteña (del puerto) de la Argentina. Sin embargo, las raíces musicales y rítmicas del tango pueden hallarse fácilmente en la naciones africanas, si obviamos que la primera fuente de “inspiración” del los compositores de tango en la Argentina -los primeros tangos- fue la zarzuela y la habanera -la “nueva música del Nuevo Mundo”, según mentaban los cronistas de la época-, que fue lo que les atrajo a los compositores de lo que venía “de “España”?
Acusar de “apropiación cultural” a alguien (que es como “acusar” a un negro de no ser muy negro porque tiene la piel menos negra que su vecino o a un blanco que no es demasiado blanco para ser “latino”, por ejemplo) implica una opinión PERSONAL traída de los pelos para invalidar alguna expresión artística que… NO NOS GUSTA.
¿Me gusta Tonolec?
NO. No me gusta. No me atrae. No escucho su música (aunque la he escuchado y sigue sin atraerme).
Sin embargo, esa “acusación” para invalidar su música no forma parte de una -aceptable- opinión artística, sino, a mi modo de ver, una censura MORAL porque componen una música que no sería lo suficientemente “auténtica”.
Luego, ¿qué música es lo “suficientemente” auténtica, si vamos al caso, para NO recibir la pretendida acusación de ser parte de una “apropiación cultural”?
¿Se puede censurar moralmente algo? ¡POR SUPUESTO! ¿Es legítimo hacerlo? ¡POR SUPUESTO! Pero creo que ESTE no es el caso y menos que menos respecto a la música (con excepcionalísimas excepciones, si se me permite la redundancia, por ejemplo, en la época actual, cuando el llamado “robo” de melodías y ritmos ajenos se hace sin consignar el robo, cosa que en otro contexto de la historia de la música estaba COMPLETAMENTE PERMITIDO e, incluso, SE LO FESTEJABA).
Dicho esto, entonces, el concepto (el pretendido concepto) de apropiación cultural, al menos como yo lo veo, es COMPLETAMENTE INVÁLIDO en todas las circunstancias, porque es fruto, a mi entender, del desconocimiento de cómo se forman las culturas humanas y que es a través de capas y capas de aportes de diversas culturas. Ergo, las culturas actuales (y también las pasadas) no son más que frutos de esa hibridación cultural; por lo que “acusar” a alguien de apropiarse culturalmente de algo, es sinónimo de ignorancia (cuando no de malicia y moralismo disfrazado de crítica cultural).
Saludos.
P. D.: Los chinos, que compusieron con escalas pentatónicas sus primeras melodías, ¿se “apropiaron” culturalmente de las escalas pentatónicas que los primeros sapiens, hace más de 50.000 años, usaban para sus instrumentos y melodías? Y nosotros, los que usamos las escalas con 7 (o 12) sonidos, ¿somos “apropiadores culturales” de los “primeros” que inventaron esas escalas? ¿Debemos dejar de componer con armonía funcional, por ejemplo, porque los primeros que compusieron de ese modo lo hicieron hace más de 600 años y resulta que “nos lo apropiamos culturalmente”? Con ese criterio, pues, invalidemos TODA la música actual basada en la armonía funcional, ya que TODA (casi toda, en verdad) la música en la actualidad (salvo algunas excepciones, como la música de algunas culturas) sería una “apropiación cultural” de los primeros músicos que compusieron de ese modo y que NO formaban parte del canon actual de legitimación artística políticamente correcto (pertenecer, supuestamente, a un pueblo oprimido o a un “colectivo” oprimido)? ¿Están dispuestos a “inventarse” escalas y sonidos “auténticos” para no ser “acusados” de apropiadores culturales? OK. Los espero sentado a ver los resultados…
Excelente, Hernán! Gracias!
https://youtu.be/iBG6hTf7chs
Saludos…
¡Grazie, Mr.! No conocía ese discazo… Pensar que tiene casi 50 años y sigue sonando MARAVILLOSO actualmente…
¡GRACIAS!
Qué músico del carajo que es Saluzzi, che…
Un abrazo, Mr. sAmo.
Otro, estimado Hernán.
Dino, es de otro planeta. El último gran héroe argento de la música. Nunca masivo x cierto x las grandes masas vernáculas del folclore nac y pop que se quedó en los años 70s.. Igual a el eso lo beneficia y hasta que lo disfruta. Y sigue prolifico y su último disco sobre las ausencias es de un íntimismo fuera de lo común. La ‘soledad’ y expresión del mundo ya pasados sus 90s lo lleva a lugares desconocidos para el resto de los mortales.
5000 vistas en un año… Así está la cosa x esta tierra.
https://youtu.be/T1Wpp8F6KMI
Volviendo al debate del post, me vino a la mente esta frase del gran Jim jarmusch.
“No creo en la originalidad. Si robas un concepto de otro artista sin darle ninguna clase de crédito, eres un imbécil, de acuerdo, pero si alguien genera primero algo que te conmueve o inspira, creo que es válido apropiarte de la idea. El robo genera variaciones, y las variaciones son el motor fundamental de la creatividad”.
Saludos…
Juana Molina lo hizo de nuevo:
https://www.youtube.com/watch?v=EqgIQjM-wvk
excelente Hernán, un placer leerte, como siempre, tus posteos elevan el debate. Como vos bien mencionás, es solo una opinión personal, y como yo aclaraba, muy probablemente basada en el prejuicio y en el desconocimiento acabado del contexto actual de producción de sus obras. Opinión que no le importa a nadie, y mucho menos a Tonolec, a quienes les va muy bien, llenan teatros, tienen un público fiel y sostienen su carrera desde hace años.
Mi comentario impresionista no iba en modo alguno por el lado de la “pureza” cultural (que no existe), ni por lo “auténtico”, asociado a cierta concentración de indianidad en sangre como dadora de derechos que validan una producción cultural por sobre otras, ni mucho menos era un intento de cancelación moral a la libertad de creación de estos dos músicos y compositores del NEA, ni una “acusación” o denuncia contra nadie. Incluso no me refería a las características intrínsecas de su música, sino más bien a cuestiones extramusicales ligadas a su proceso de creación, uso y circulación (i.e. el uso permanente de identidad subalterna como dadora de prestigio para la construcción de una carrera artística individual, desconectada de las comunidades de donde extraen los materiales para sus “paisajes sonoros”, obteniendo solo beneficios personales), procesos que están siendo cuestionados no ya desde lo moral, sino más bien desde la ética. Estos cuestionamientos se están dando en los últimos años, no ya en el culpógeno Norte Global, sino en nuestro país, con muy distintas modulaciones, entre nuestras comunidades indígenas, hasta el día de la fecha absolutamente negadas e invisibilizadas por el Estado y la industria cultural local.
Dicho esto, y a riesgo de correr el eje del debate, coincido en principio con lo que decís del concepto de “apropiación cultural” como imperativo moral de cierta intelectualidad blanca privilegiada que, desde un punto e vista occidental, tiende a ser muchas veces una excusa para la cancelación y la censura a la libertad de expresión y la libre circulación de las ideas y los materiales en los procesos de creación. De todos modos, el concepto sociológico de apropiación cultural no se refiere a esto, y se ha gestado originalmente en el ámbito de las comunidades indígenas de los EEUU. En mi caso, no lo descubrí en los papers de los “marxistas rococó” que salen de los culpógenos campus ABC1 del Norte Global, como la factoría de los Postcolonial Studies Duke S.R.L. (cuya franquicia global administra nuestro fellow cordobés Walter Mignolo&Co.), sino que ese concepto lo escuché por primera vez en las redes de varios jóvenes militantes indígenas de nuestro país, primera generación de profesionales con formación universitaria, con agenda política propia, que no suelen tener mucha visibilidad en los medios, y que reniegan de los redentorismos progresistas (a derecha e izquierda), de la mediación paternalista de la industria académica del genocidio y de la asignación de la figura perenne de “víctimas” que los inmoviliza ad-eternum en esa categoría, quitándoles toda posibilidad de agenciamiento político y verdadera capacidad autónoma de acción. Y, creo, esto no es un dato menor: por primera vez están dadas las condiciones de posibilidad para la emergencia en nuestro país de intelectuales críticos universitarios a la manera de Stuart Hall, Paul Gilroy (UK) , bell hook (USA), Silvia Rivera Cusiqanqui (Bolivia) o José Marimán y Víktor Nakil (Chile), entre muchos otros, con pensamiento y desarrollos propios, en el caso local por fuera de las agencias estatales como el INAI, Conicet, Universidades, Ministerio de Cultura, de la Mujer, o incluso think-tanks progresistas de la “Patria Grande” como CLACSO, FLACSO, &tc, &etc. Si bien estos colectivos locales utilizan la noción de “colonialidad” o “decolonialidad”, no lo hacen a la manera de un jotatepé de Cs. Sociales o de los snobs departamentos de Letras filiales de sus homónimos norteamericanos (UNTREF), sino que la están hibridando con sus propias ontologías y cosmovisiones, con lo que llaman sus “sentipensares”: “Norte Global”, “Sur Global” e incluso la idea de “Occidente” nada les dice a ellos, no tienen nada que ver con sus “sentipensares” ancestrales como ya alertó con sagacidad y lucidez Silvia Rivera Cusianqui, directora del Colectivo Ch’ixi.
En este contexto, cuando colectivos de nuestro país como el Tejido de Profesionales Indígenas (ver su Facebook e IG), liderado por la politóloga Verónica Aspiroz Cleñan hablan de “apropiación cultural” no lo hacen escudados en la “buena conciencia” progresista ni desde una “banalidad del bien” propia de la perspectiva universalista redentora de instituciones globales como ONU, UNESCO que pretenden regular la salvaguarda del “patrimonio cultural inmaterial” bajo la idea de un “melting pot” global aconflictivo y natural, que elide las asimetrías. En ese sentido, estas intelectuales del Tejido, que es uno de los casos que estoy siguiendo en redes, no están pensando en los mecanismos de creación (hibridación, inspiración, plagio, robo, cita, homenaje, sample, etc) en la tradición de la música culta del Canon Occidental (Bach, Beethoven), ni en la música popular norteamericana (country, blues, jazz, rock) donde las raíces afro al menos son más evidentes para el común de los mortales y no han sido absolutamente silenciadas como aquí, ni tampoco en la emergencia de constructos occidentales como la escala pentatónica (en el homo sapiens, el Neanderthal o los Chinos del año 600) ni muchísimo menos en la influencia de Sam Fuller y Nicholas Ray en el cine de Jim Jarmusch. Ni tampoco piensan en nuestra música ciudadana que hibridó las múltiples tradiciones de la Argentina aluvional en el ámbito urbano, esta música que “bajó de los barcos”, tan al gusto de nuestro porteño Presidente y su cuerpo de mandarines asesores directos de “Agenda Argentina “Argentina Futura” que detentan títulos de antropólogos y sociólogos, y donde no encontrás , o digo un indio, sino un morocho ni de casualidad:
https://agendaargentina.com.ar/quienes-somos
https://www.argentina.gob.ar/jefatura/argentina-futura
En esos esquemas de la Argentina del futuro, ¿dónde entran nuestras comunidades indígenas?. Lo que estos activos colectivos indígenas locales están pidiendo, en suma, es VISIBILIZACIÓN y un reconocimiento a su mera EXISTENCIA, por parte el Estado. Están corriendo muy de atrás, incluso a otras comunidades de Latinoamérica y de allí que la cuestión de la apropiación cultural está recién emergiendo y está en su fase embrionaria: están pensando en una ley de derecho de autor ancestral y propiedad intelectual COLECTIVA; no existen las marías kodamas en las cosmovisiones ancestrales). Pero primero tienen que lograr que el Estado argentino reconozca su EXISTENCIA. En nuestro país (según datos obtenidos de manera autogestiva por fuera del aparato estatal) hay 39 comunidades que hablan unas 16 lenguas, muchas de ellas en serio riesgo de perderse.
Dado su compromiso discursivo explícito ¿qué papel cumple en este contexto y en esta coyuntura la consagrada Ch. Bogarin y su Tonolec, proyecto musical de pretendido impacto cultural basado en la identidad indígena que no paran de mencionar en cuanta entrevista y presentación dan? ¿Qué devolución le hacen a las comunidades con las que trabajan? ¿los incluyen como co-compositores cuando registran su música en SADAIC?, ¿comparten las regalías y beneficios obtenidos o mantienen las asimetrías en beneficio propio?.
En su “Tiny desk” vernáculo de 2016 en la Cúpula del CCK subsidiado por el aparato cultural estatal, me llamó la atención no ver siquiera un representante de las comunidades que siempre mencionan, loque hubiera servido para visibilizar sus luchas, su cultura y sus lenguas: no estaba ni doña Zunilda Méndez (Igliaque), ni don Florencio Lezcano (Chiglioyi) no había nadie de su comunidad, ni del coro qom Chelaalapí que ambos fundaron en 1962. En esa presentación solo pude escuchar reflexiones epifánicas de tono narcisista solipsista
https://youtu.be/A71WQLiYXHU
Distintas comunidades del país organizaron el domingo pasado una performance artística en la puerta del INDEC en reclamo de que sean incorporados en las planillas censales la pregunta por el autorreconocimiento étnico con una respuesta cerrada que incluya a los 39 pueblos, acompañada de otra pregunta relativa a las 16 lenguas que actualmente se hablan y revitalizan en los territorios, datos fundamentales que deben estar en la base del diseño de cualquier política pública que los comprenda. Y lanzaron a comienzo de este año una campaña para obtener un millón de firmas de apoyo para colocar el tema de la invisibilización estadística en la agenda política
https://www.lanacion.com.ar/comunidad/racismo/censo-2022-organizaciones-indigenas-temen-que-las-comunidades-no-sean-correctamente-relevadas-nid01092021/
https://youtu.be/so5QLfQT8w0
No vi a los comprometidos Tonolec acompañando la movida artística de estas mujeres indígenas con sus “paisajes sonoros ancestrales” o enviando su apoyo. Esperemos que en la Fonoteca del Canto Originario que está creando Charo Bogarin para el INAMU, no siga la misma lógica de apropiación cultural de sus proyectos artísticos y convoque a todas las comunidades para la cocuraduría y contextualización de los cantos, y haga visibles sus reclamos. ¿O hará la gran Feda Baeza apropiándose de las causas de las minorías para hacer carrera individual en el Estado?. El tiempo dirá.
Saludos, perdón por la extensión y gracias Hernán por tus ideas y comentarios, que obligan siempre a pensar mejor.
Versión enológica del post:
https://www.youtube.com/watch?v=9a1IVyzpgsk
Si los etnólogos de principios del siglo XX no hubieran “extraído” los cantos tehuelches grabándolos en cilindros que ahora se custodian en instituciones del país y, sobre todo, del extranjero ¿Qué habría pasado con esos testimonios culturales? ¿Sabríamos siquiera que existieron? ¿O tendríamos que sentarnos a escuchar cómo los indigenistas inventan un pasado idealizado en castellano rioplatense, sin molestarse siquiera en aprender la lengua de esos pueblos?