Los tres (Bolaño, Lemebel y Olea) construyen una escritura disidente, contrahegemonica, como respuesta al autoritarismo cultural ejercido por el canon. Hablando rápido y pronto; luego la taxonomía devenida de los estudios culturales propuesta por el título.
Leer y hablar sobre literatura son dos placeres diferentes. Contextualizando las obras se aprende sobre movimientos, estilos y más, y esto quizás ayude a reafinar el gusto y distinguir la buena literatura de la mala. Creo que puede ser una vía de disfrute y aprendizaje, pero no es la única.
Los clásicos no pierden fuerza si los sacamos de contexto, por eso son clásicos. Las grandes novelas literarias son universales; la Divina Comedia se escribió en dialecto toscano y se desconocen las fechas exactas de elaboración, pero se puede leer y disfrutar en todo el mundo, hoy y hace 800 años lo mismo. Ni hablar de los poemas homéricos.
No puedo dejar de escuchar a Bolaño como alguien obsesionado por su propia literatura y que estaba compitiendo por escribir la gran novela universal, quizás por esto no quería que lo encasillen en un tiempo y lugar.
Si un autor (o un texto) es bueno, trasciende épocas, idiomas y fronteras, y sino, quedará en menor o mayor medida restringido a un lugar y un movimiento cultural específico.
Hablando de autonomía. Me parece a mí o la Europarmalat es apenas una fachada mediocre para usar de telefono descompuesto en modo ONU rockefeleriana aculturante y demás pelotudeces politicoideas que no hacen más que fomentar el concilio de la verga a medias para nadie sabe bien qué carajo pero por las dudas?
Pero, oooh!!! Crispita dijo que…
Aaaaagh! Cómo puede serrr…
Es Crispita, qué pretendes??? Aunque como vocecita seudodicidentesloquehay te digo que hasta la banco… sarta de putos del orto… Lo último sin ánimo de ofender: es un decir cultural de esos que pierden clivaje en la concha de Sausure…
Igual no vi el simposio y no lo vería, ni en pede, o por quién carajo me toman?…
“Mario Santiago y yo fundamos el Infrarrealismo. Éramos por entonces bastante irresponsables y nuestra línea teórica bastante incoherente. Básicamente, lo que molestaba mucho al estatus de la literatura mexicana de la época era que que no estábamos con ninguna mafia, ningún grupo de poder. En la literatura mexicana siempre ha habido parcelas con señores de la guerra y sus samuráis. Nosotros no estábamos con ninguno. No estábamos con la izquierda, una izquierda estalinista, dogmática, dirigista, bueno, una izquierda espantosa, vaya. Ni con la derecha exquisita que de exquisitez no tenía nada, era una exquisitez llena de polvo. No estábamos con los vanguardistas, a quienes lo único que les interesaba era ganar dinero y además hacían una vanguardia perimida hacía mucho tiempo atrás. Nosotros lo que hacíamos era molestar a todo el mundo. Recuerdo que alguien, en un minuto de gran inspiración, llegó a publicar un texto que decía: ‘Que Bolaño se vaya a Santiago y que Santiago también’. No nos aguantaban en México, era un odio total, no nos querían para nada”.
Entrevista a Roberto Bolaño, en el programa televisivo chileno Off the record.
Los tres (Bolaño, Lemebel y Olea) construyen una escritura disidente, contrahegemonica, como respuesta al autoritarismo cultural ejercido por el canon. Hablando rápido y pronto; luego la taxonomía devenida de los estudios culturales propuesta por el título.
Leer y hablar sobre literatura son dos placeres diferentes. Contextualizando las obras se aprende sobre movimientos, estilos y más, y esto quizás ayude a reafinar el gusto y distinguir la buena literatura de la mala. Creo que puede ser una vía de disfrute y aprendizaje, pero no es la única.
Los clásicos no pierden fuerza si los sacamos de contexto, por eso son clásicos. Las grandes novelas literarias son universales; la Divina Comedia se escribió en dialecto toscano y se desconocen las fechas exactas de elaboración, pero se puede leer y disfrutar en todo el mundo, hoy y hace 800 años lo mismo. Ni hablar de los poemas homéricos.
No puedo dejar de escuchar a Bolaño como alguien obsesionado por su propia literatura y que estaba compitiendo por escribir la gran novela universal, quizás por esto no quería que lo encasillen en un tiempo y lugar.
Si un autor (o un texto) es bueno, trasciende épocas, idiomas y fronteras, y sino, quedará en menor o mayor medida restringido a un lugar y un movimiento cultural específico.
Che, disculpas pero “debate” me parece como mucho. Debates son los de algunas cañechats.
Con independencia de quién sea Raquel Olea y cuáles sean sus motivaciones, me recordó a Brutilde Zacharias por la falta de inteligencia y vuelo.
(Estoy leyendo Bolaño: El hijo de Míster Playa, y -por ahora- tiene algunos pocos momentitos deslumbrantes)
Holis!
Hablando de autonomía. Me parece a mí o la Europarmalat es apenas una fachada mediocre para usar de telefono descompuesto en modo ONU rockefeleriana aculturante y demás pelotudeces politicoideas que no hacen más que fomentar el concilio de la verga a medias para nadie sabe bien qué carajo pero por las dudas?
Pero, oooh!!! Crispita dijo que…
Aaaaagh! Cómo puede serrr…
Es Crispita, qué pretendes??? Aunque como vocecita seudodicidentesloquehay te digo que hasta la banco… sarta de putos del orto… Lo último sin ánimo de ofender: es un decir cultural de esos que pierden clivaje en la concha de Sausure…
Igual no vi el simposio y no lo vería, ni en pede, o por quién carajo me toman?…
Emérito y distinguido el blog, como siempre.
Chauchis
“Mario Santiago y yo fundamos el Infrarrealismo. Éramos por entonces bastante irresponsables y nuestra línea teórica bastante incoherente. Básicamente, lo que molestaba mucho al estatus de la literatura mexicana de la época era que que no estábamos con ninguna mafia, ningún grupo de poder. En la literatura mexicana siempre ha habido parcelas con señores de la guerra y sus samuráis. Nosotros no estábamos con ninguno. No estábamos con la izquierda, una izquierda estalinista, dogmática, dirigista, bueno, una izquierda espantosa, vaya. Ni con la derecha exquisita que de exquisitez no tenía nada, era una exquisitez llena de polvo. No estábamos con los vanguardistas, a quienes lo único que les interesaba era ganar dinero y además hacían una vanguardia perimida hacía mucho tiempo atrás. Nosotros lo que hacíamos era molestar a todo el mundo. Recuerdo que alguien, en un minuto de gran inspiración, llegó a publicar un texto que decía: ‘Que Bolaño se vaya a Santiago y que Santiago también’. No nos aguantaban en México, era un odio total, no nos querían para nada”.
Entrevista a Roberto Bolaño, en el programa televisivo chileno Off the record.