Acaba de cerrar Estrella Quieta, la última muestra de Ama Amoedo, la heredera del desguazado Imperio Loma Negra. Lo de “última” es una expresión de deseo, ya que solo lo será si Dios nos bendice con su misericordia. La misma gira en torno de una obra que es una suerte de centro giratorio de mesa de banquete chino, cuya piece de resistence es el ensamblaje titulado Besos con caramelos. Con base circular de vidrio negro colocado al ras del piso que, obviamente, refleja a todo aquel que quiera mirarse; la obra es una de las primeras en donde su anterior y posada humildad bijoutera da lugar a un arremeter conceptualista en el sentido de la gran tradición setentista. En esta, la virtud está en la distribución y en el emplazamiento de los elementos unitarios. Esto ya no se inspira de Belleza y Felicidad, ni siquiera del Rojas sino que va en dirección del Posminimalismo primero y de Kosuth y Hacke. La clave está en la disposición de los objetos que en este caso están equidistantes y quietos como la Estrella del título que cómo en la cúpula del mal llamado Mausoleo de Gala Placidia en Ravenna o las estrellas que rodean la cruz en el apsido de Sant’Apollinare in Classe o San Clemente en Roma, es equidistante porque está quieta y está quieta porque no tiene necesidad. Si se me perdona la redundancia, debo hacerle a Ama esta pregunta: ¿Tenías necesidad de mostrar tu falta de necesidad a una sociedad con tanta necesidad?
En esta muestra, la heredera hace de lado sus tapujos y, con un grito de liberación, se auto proclama“estrella”. Esto es algo que en los últimos años se ha venido disculpando cuando lo hacen los subalternos pero en la Argentina del revés, el feminismo ha sido usado para despojar de premios a los de abajo y para, en lugar de ello, consagrar a los mediocres de arriba, a quienes sus propios complejos no permitían hasta ahora hacerlo. Si para algo ha servido el empoderamiento femenino argentino ha sido para darles a las ricas blancas la posibilidad de redimir su culpa. Grasientas intelectuales, miembros de una elite evasora sistematica que ha dejado de lado sus responsabilidades históricas para, para colmo, enrostrar sus lujos por Instagram a los que no pueden hacer lo mismo.
De manera equidistante, una variedad de carameleras (estrellas? amas?) han sido instaladas pero no por Ama sino por orden suya a quien parece ser el verdadero perpetrador de esta vergüenza y que a sabiendas, manifiesta mediante gestos e hipérboles, que la odia. Villa no lo llega a decir explícitamente pero, a pesar de ser un producto de ese mismo impetu nacional por lo patéticamente homosexual porque convengamos que, cómo todo, hay homosexuales y homosexuales y para que no se me interprete voy a agregar que hay amanerados y amanerados. Pero no hay nada de original en el odio de Villa porque hay en esta muestra cierto impetu mortuorio. Hacer esto, sin tener necesidad, es ocupar un espacio que no es otro que el de la odiada. Ama no solo no se Ama sino que ni siquiera es el Ama de su destino. Ama desea pero solo ser aborrecida.
En el registro videofilmico de Bruzzone, el curador dice “Son carameleras icónicas…. porque todas remiten cómo a algo emotivo… ya que, seguramente, sin siquiera pertenecer a la colección ni haber pertenecido a Ama; provienen de alguna casa y por algún ser humano fueron disfrutadas…”. Y agrega: “Es interesante la idea del vacío. La caramelera vacía…”. Y tomando impulso, se manda para decir: “El espejo, en el piso en el que el espectador se puede mirar” es cómo Narciso, un aspecto de la personalidad de Ama. Pero al querer insultarla, se equivoca de referencia ya que si ella tiene rol alguno en el episodio de Ovidio no es Narciso sino Eco, la ninfa enamorada de Narciso que está condenada a repetir la última sílaba pronunciada por su amado hasta que de tanto repetir y sin acceso al speech act Butleriano, lo único que queda es una bolsa de huesos o… mejor dicho, de Botox. Es tal vez, el Narciso judicial con collar con la argolla que nunca se animó a usar aunque creo que la suya está bien usada, de ahi el velado (no tanto) homenaje. Ahora multimillonario por obra y gracia de su buen gusto y, por qué no, buen busto, mamoplastia incluida es, precisamente por Narciso quien señala la carencia en su amada Eco, al exigir la promesa curatorial de tematización del sonido diciendo respecto de la ensalada de carameleras: “Sonido? Esa pieza remite al sonido del caramelo. Del comer caramelo”. En ese momento, Ama, vestidas con una campera Moncler de la temporada pasada o, incluso de la anterior, pero que no baja de los cinco mil dólares, se ve en la obligación de intervenir y con lo unico lindo que le queda que es su voz y su cadencia, llama a la cordura en medio de tanta chupada de medias.
Ama Amoedo tiene su Clement Greenberg en Gustavo Bruzzone quien, no queda claro si la odia o la ama a Ama. Foucault planteaba que amistad sin traición no es amistad y la traición, como la amistad, para serlo dependen del punto de vista. No cuesta reseñar esta muestra salvo que uno tenga intereses y que la buena predisposición de Ama sea una inversión a corto o largo plazo. Algo que puede parecer, a primera vista, irrelevante en la parroquial y violenta elite artística argentina compuesta de lesbianas practicantes pero con resentimiento contenido por haber tenido que alojar falsos falos en sus vaginas, heterosexuales queerisados por no tener los huevos suficientes para no plegarse a la ya mencionada violencia normativa y, desde ya, artistas Shvargueses, consagrados por un sistema espurio y sin necesidades economicas que no dudaron en someterse al poder falogocentrico, en este caso representado por alguien que hasta hace poco menstruaba. Desde ya, pasivas culposas de like facil, que hace rato dejaron de fabricar leche pero que la toman aunque venga cortada y de tela cincuentona como la Chicha y Danone que se agarran de la tela de Embajadoras putas o sementeras con tal de no quedarse afuera del cocktail o de una muestra bianual pero de quien yo me encargaré de que nunca jamas entren en canon alguno. Pero algo cambió. Tengo la impresión de que esta vez la falta de pudor fue excesiva. Es por esto que sin Ama tener que sacarse ni una prenda (gracias al Cielo), no dudo en calificar a esta bazofia de pornografía.
En términos formales, “Estrella distante” es un catálogo de celebraciones de sus minucias cómo si fueran gases intraintestinales. Esto es importante ya que ni siquiera logran transformarse en pedos, como su “amigo” Kaizer Suzzone se encarga en remarcar, al reclamar la prometida tematización. No son claros los esfuerzos de un tipo raro que me juego y digo que es malo, con el resentimiento de aquel que no tiene aquello que desea y que se le ha permitido reconocer en otros: talento.
La muestra y su amiga carecen de esto pero Suzzone quien sabe de dañar, daña y su video hace un paneo de aquello que debiera esconder. Video arte que, a su vez, contiene un catálogo de las formas de danza preferidas por la “artista”; un par de clavos que no pueden ser sino homenajes a Maurizio Cattelan pero que no llegan a serlo ya que ni siquiera tienen la cultura general necesaria para identificar la cita que es, más bien, un plagio al no mencionar al original como fuente ni ella ni el curador. La muestra se completa con una instalación sonora y una poesía a modo de correo arte del curador Villa que hace las veces de texto de catálogo enviado o leido a destiempo ya que Bruzzone lo lee una vez que la muestra ha sido clausurada. La poesía es un rosario de términos que se inhabilitan cómo lo afirmativo y lo negativa para dejar una idea desoladora del amor y del compromiso que refleja bastante exactamente a su homenajeada.