FEMINIST WAYS OF BEING, MIS RESEÑAS, VISUAL ARTS & PERFORMANCE
Dolores Cáceres. El Perverso Provincialismo de la Impunidad Privée


En materia artística, Dolores Cáceres es un error pero no productivo sino molesto. El idioma inglés al ser un idioma de negocios es, para estas cosas, más preciso al diferenciar “mistake” de “error”. Para hacerla corta, Cáceres es un “mistake”. La tuve entre mis alumnos durante un par de años y la experiencia fue literalmente desollante.

Apollo y Aracne

Si bien en la mitología clásica el que desolla es Apollo, dios de la música y la poesía, tras ser desafiado en materia de calidad de canto por un mero fauno cuyo único aporte, al mundo, es estar caliente todo el tiempo. No me consta que este sea el caso de la Cáceres, quien como muchas medianamente ricas heterosexuales de la mediana edad solo cuentan en su haber con haberse garchado a alguien de su grupo social y darle hijos. El destino del fauno es ser desollado por Apollo. En este caso, no hay que hacer demasiado. Es autoinfligido..

Su aparición en mi campo de visión fue espectacularmente patético. Es, para cualquiera, difícil reponerse del episodio que voy a contar pero su virtud es que esta tan acostumbrada a hacer lo que se le cante que nada la altera. La respuesta para su falta de conciencia de sí misma es siempre de un provinciano pueblerino patologizable (que como toda patologízación es errada). A esa enfermedad la caracterizaría como narciautismo. Desde tiempos de la colonia, en Córdoba y en Buenos Aires, también, no importa lo que hagas, ya que por ser blanca y haber cumplido con el mandato patriarcal de darle hijos a la sociedad y a tu clase; la retribución que te espera es el reconocimiento y la tolerancia de tus vecinos cercanos, la invitación a algunos casamientos más o menos locales y ‘el amor’ de tus hijos. Desde ya, a nadie se le ocurre ponerla en su lugar porque se la va a encontrar en todas las fiestas como si del Infierno del Bosco se tratara.

 

 

Un Drag King disfrazado de Justin Bieber

Debo confesar que lo que yo vi ese primer dia fue mi primer señal de alarma respecto de que algo culturalmente grave ocurría en la Argentina. Pensar la imposibilidad de que lo que uno hace esté sometido a una crítica, la norma y hacer de eso una gesta racial; equivalía a pensar a la élite cultural como aguantadero de lo que se escondía del movimiento de Derechos Humanos que, por decisión presidencial de Alfonsin, había acaparado la producción nacional de virtud. La tolerancia de este tipo de conductas da cuenta de una élite dictatorial encintrando refugio en el sector cultural y lavando su reputación desde allí. Impunidad como política cultural. Y si algo es Cáceres o, al menos, cree serlo, es impune. Su aparición en uno de mis cursos, muy al principio fue calificada como su única obra por lo espectacularmente posmoderna.

No era Zoom sino Webex. La cámara se conectó y mostró una puesta en abismo en la que un muffin con acento localista se presentaba, con pretensiones de autoridad, disfrazado de Justin Bieber, escapando de sus fans. Era el invierno ingles, o sea 30 grados en Córdoba y ahí la teníamos a esta sesentona (?) en primer plano con hoodie y anteojos negros. Lo primero que pensé fue positivo (que tenía una resaca o algo así) pero luego caí (y esta era una de las primeras veces que lo percibía) en la triste realidad de que se escondía de aquellos que la pudieran ver a través de la grabación. Por qué semejante nivel de paranoia y en todo caso que hacia ahí? Evidentemente alguien como yo no podía hablar con densa autoridad ni conectar con lugares oscuros al momento del humor y la derision, ya que mis criticas y mi humor eran vistos como la obra misma del ángel caído mientras elucubraba sus venganzas contra la mismísima Luz. En esto y viniendo de similares lugares, tengo que señalar la actitud de otra provinciana Maricarmen Becerra que, involucrada comercialmente con todos los participantes, nunca, jamás le puso precio a su credibilidad y de allí mi respeto por ella. Esto estando en las antípodas ideológicas el uno y el otro. Pero cómo sabemos, en materia de amistad lo menos importante es la ideología. No tener que taparte es lo más sexy que hay y si ‘la Maru’, como la llamamos los amigos, es algo es eso, sexy.

Y ahí lo tenía a este drag king, montada como Justin Bieber en primer plano en Zoom en una de mis primeras clases. Al principio le di el beneficio de la duda y pensé que estaba puesta de la noche anterior pero de pronto salió con su impostura bebotera de tono fresón con la que siempre, sin variaciones, emitió aforismos con fuerza de autoridad. Cáceres dijo las boludeces más grandes de las que se tenga recuerdo en mi cursos y las intervenciones de Ivanna, Doctora en medicina, entrenada como artista en Holanda, desde Nueva York interceptándola son ya míticas por lo seguras de sí e inmediatas. La diferencia entre la una y la otra es de roce. Ivanna sabe que hay un mercado (también social) ahi afuera y sus interacciones se dirigen hacia allí. Cáceres, en cambio, viaja para que la vea el pueblito por Instagram. Es quintaesencialmente soberbia, condición sine qua non de su condición cultural que se traduce en su vestimenta. Solo así se justifica aceptar ser fotografiada en lo de Maman con Nana, la ex del colaboracionista de Polesello vestida de smoking y tul, respectivamente.

Mi tolerancia fue prostibularia. Sentí que tenía que conceder ya que, en un principio, hubo una jugada estratégica con los cordobeses para aliarnos contra la élite artística porteña. Esa fue una alianza efímera  ya que el Miamismo impostado de rubias auto confesadas como putas, con pretensiones de Juezas de la Corte Suprema puede rozar lo intolerable.

La Caceres ni siquiera se ocupaba de cuidar las formas. Siempre me llamaba cuando necesitaba algún tipo de promoción y hubieron dos momentos claves: la infame sala blanca en la que yo me mordía la lengua y su “renuncia” al Itau. Todo esto precedido por un lobby de semanas que incluyó la inscripción a cursos, por ejemplo.

 

 

Desdén Kehayoglouesco

Antes de eso hubo un encuentro en London con Alexandra Kehayoglou. No porque sea mi amiga pero la Kehayoglou es lo blue blooded que este país permite si no estás en la generación de los ancestros de Esme Mitre que lo es aún más. Dicho de otro modo, la Kehayoglou fue criada en una casa con un jardín de varias hectáreas sobre el río en San Isidro, vecina de Chernajovsky (que llegó allí de la mano de Nestor Kirchner) y de Felipe y Vanessa Noble. Mis desplazamientos hasta este punto en la vida dividían socialmente a esa mesa en una jerarquía muy clara que encontraba a Caceres en un lugar visiblemente inferior. La cara de horror de Kehayoglou en la mesa mientras Caceres hablaba sin parar de su carrera, logros, dineros, contactos, etc, era impagable. Durante el encuentro sus intentos de que Alexandra aceptara una colaboración artística con ella se acercaban al acoso, hasta sexual, diría yo. La Kehayoglou tiene una virtud y una cuenta bancaria que usa efectivamente para aislarse por lo que esa fortaleza fue imposible de penetrar para nuestra poco sofisticada Marquesa de Merteuil . Esa epoca era fundamental en la carrera de Kehayoglou con ofertas de exhibir en Frieze y la ola ecológica, feminista y migratoria frente suyo. Cáceres en ese esquema era solo lastre.

Nunca entendí su insistencia en que su obra tiene algo que ver con el conceptualismo de la década del 70 o sea a la obra de Joseph Kosuth a quien dice conocer. Su obra poco tiene de la semiología clarificante de esta  y solo roza a Hans Haacke en sus tímidas críticas a la institución que son mucho más cercanas a las mías. Cáceres ni se acerca a Haacke porque no apunta el dedo en una dirección sino que abre al juego alegórico polisémico y se refugia en su privilegio provinciano y qué decir de la cobardía de aparecer disfrazada por miedo al escarnio institucional. Debemos recordar que ese conceptualismo fue una moda en la Argentina con Espina, Herrera y otros salames que usaban el plagio de principios de los Young British Artists sin medir su eficacia en los mismos términos. Seamos más específicos.

 

La Hans Haacke Argenta?

La sala vacía era un cachetazo a la sociedad cordobesa. De cierto modo, una crueldad. Córdoba y su capital han sido orgullo nacional de la creación del antecedente virreinal como “Córdoba, la docta”. En tiempos recientes, esa provincia ha caído en el olvido intelectual, con excepciones digitadas desde Buenos Aires y por modas. En materia de artes visuales es retrógrada. Es, literalmente, el lugar donde los grandes maestros como Alonso y Wells, por ejemplo, van a morir.  Caceres no hace otra cosa que transferir todo el peso de la construcción de significado alegórico al espectador, copiando lo que vio como turista en la Tate Modern sin preocuparse por entender el contexto. Lo lejos que llega en materia de reflexión política es simular estar ofendida con los rusos por Ucrania.

La comparación con el conceptualismo de la década del setenta norteamericano y europeo significa que ni siquiera se molestó en leerlos. Esto se notaba en mis clases, a las que asistía, no para aprender sino para usarlas de plataforma para decir las pelotudeces que decía. Debo decir a su favor, sin embargo, que habia momentos en los que era corregida en cuestiones tan obvias que daba vergüenza ajena pero an ella no le pasaban las balas. En eso debemos convenir, a esta mujer no le pasan las balas tras una vida de impunidad.

En Síntesis

El hecho de que su obra más recordada sea una sala blanca y que su otra obra fuera una escalera para ver al prócer del monumento público directamente en los ojos habla de su racismo y también de su clasismo. Es ella, cómo artista, la que dice elevarnos al nivel del prócer para mirarlo a su nivel (y el de ella) y la sala blanca en una provincia del interior argento con la polarización social reinante es un acto de crueldad ya que resalta todo aquello que la falta de dinero pone en evidencia. Cualquier detalle, cualquier falla de costura o remiendo se hacen evidentes y los únicos que sobreviven son los miembros de la elite y lo que es peor, esto es hecho enarbolandose bajo las insignias y estandartes del arte y la ética. Digo la etica porque Caceres viene fracasando en el querer currar como feminista y su unica credencial fue la de parir y garantizar la futuridad del nombre de su marido. I rest my case.

J A T. All rights reserved.

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