MORE THAN A REVIEW
El Pulitzer a ‘Fortuna’ de Hernán Díaz como Monumento Globalista à lo Vargas Llosa
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Hay definitivamente algo referido a la performance acrítica del aspiracionalismo de clase que, dado el exito de Diaz, lo convierte en el Vargas Llosa de la nueva generación.Click to Tweet

El No de los Niños

Hace aproximadamente un año, la New York Review of Books me invitó a reseñar el libro del argentino que acaba de ganar el Pulitzer’s y dije que no. La invitación vino después del Peter Marzio , sospecho que por recomendación de un argentino ubicado en un lugar estratégico del mundo editorial norteamericano. El mensaje fue por email y escueto: “We are trying to decide whether you are the right person to review Hernan Diaz’ new novel”. Mitad honor, mitad insulto son la mayoría de los mensajes que un latino informado recibe en el mundo anglosajón por lo que tomé la decisión ejecutiva de no ofenderme y aceptar el halago. Les pedí una semana para pensarlo. Me dieron tres dias.

Trust como novela es ambiciosa pero no en el sentido argentino del Grand Recit en tanto proyecto totalizante y autónomo modernista o posmodernista sino que son tres retratos unidos y el resultado es uno cubista de un hombre de negocios que transforma su mandato familiar en autismo. Esto le permite multiplicar la fortuna heredada cientos de veces no provocando pero casi, la depresion del 30. Trust es una antinovela de la era Instagram donde la historia es reemplazada por la opinión del otro. Es un oportunista ejercicio feminista en el que, en rigor de verdad, ninguna mujer sale del todo bien parada. En un nivel más abstracto, es un retrato descorporizado de Hernan Diaz, un hombre admirable y despreciable, al mismo tiempo. Lo admirable es su talento no para escribir sino para hacer algo que para mi es el nuevo arte y en el que tanto Lemebel, Berenguer, el Che de los Gays y yo mismo nos inscribimos: la performatividad de golpe de efecto desde el sector cultural en la era de las industrias culturales y los medios de comunicación de masas. Asî, intervenimos en la esfera publica desde la estética. Lo despreciable de Diaz tiene que ver con el tipo de política que desactiva, es decir, su ética se desactiva mientras en su estética pueden haber opiniones encontradas sobre sus decisiones pero lo cierto es que esta novela no merece el Pullitzer. Desde ya, y noblesse oblige, me hubiera gustado comentarle esto a el e intenté acceder a una entrevista por medio de mi editor en Random House y no hubo caso. Sigo esperando. Los que sí pudieron entrevistarlo son los de la optimista revista cultura Otra Parte, propiedad de la heredera Graciela Esperanza (electrodomésticos Spar). En ella se hace la típica reseña argentina en donde se lo aborda desde la literatura norteamericana diciendo esto: ‘La expansión primera, la abundancia, el descarrío, el crac del 29 y la tragedia final del matrimonio se suceden con prolijidad cronológica mientras la voz en tercera, deudora a conciencia de las prosas de Edith Wharton y Henry James, acapara el control de la narración’. La pregunta es qué narración? En realidad, la narración no es otra cosa que una puesta en evidencia de ciertos componentes del pasado del personaje principal que nos permitiría no solo entenderlo sino, y esto es lo más importante para Diaz, justificarlo.

Pero todo en la novela es blasé ya que al protagonista no se lo condena y a la mujer no se la consagra. Ese narrador que Otra Parte llama “Whartoniano” carece del sentido del humor o del saber primigenio del narrador neoyorquino del siglo pasado ni aparece como poco confiable por su narcisismo a pesar de que la única línea de diálogo remite a ese egoísmo: “Yo”, murmura el financista y enseguida calla. Ya de entrada lo que se pone en evidencia es un problema de, para usar una analogía musical, “armonía” ya que Diaz se apura en mostrar su artificio como atracción. Lo que ocurre en este libro es lo que Diderot llamó teatricalidad o lo contrario del arte ya que la novela  posa como esfuerzo literario y se integra desde una corrección política que está lejos de ser convincente por lo fría.El desplazamiento del autor y de su responsabilidad hace que no se pueda suspender el descreimiento en el plano ético y Díaz lisa y llanamente es poco creíble. Posa como obra de teatro, dice ser novela pero remite, de manera oscura, a la labor del escritorClick to Tweet.

Eventualmente, no acepté hacer la reseña porque, sin haber leido su primer novela que me dijeron que es buena, esta quiere complacer a un lector liberal de la costa Este, educado en alguna de las universidades donde se educó èl y habiendo tomado los riesgos, por fuera de los caminos habituales de profesionalización tan abrazados por la clase media argentina. A contrapelo, Diaz optó por salirse (solo por un tiempo) de la academia (no se salió sino que, para su fortuna, no consiguió trabajo) para editar y tras mucho trabajo más propio del artesano textil, se hizo la luz y apareció su primer novela que fue un éxito y su segunda, Trust, de entrada contó con el apoyo de una actriz de Hollywood y un ex Presidente norteamericano que casualmente facilito que los bancos hicieran lo que Diaz critica al protagonista de esta novela por hacer. La relacion de Diaz con el Pulitzer es tambien idiosincratica porque su primera novela ya habia sido finalista del mismo. Me fue dificil verlo en su literatura pero hay hilos que se mueven al son del nombre de Diaz. Esta segunda novela acaba de obtener el Premio Pulitzer y le da a los argentinos una oportunidad para alimentar su baja autoestima nutrida de anacrónico nacionalismo, en medio de una crisis cultural y economica que, de manera combinada, casi no tiene precedentes.

El Éxito como Auto-Cancelación

Todo aquel que lea a la otrora convincente socióloga del arte, Andrea Giunta, en su libro de las Vanguardias coincidirá conmigo en que el modo en el que relata la imposibilidad argentina de imponer artes visuales propias en Estados Unidos por las incesantes barreras culturales y psicológicas, debe reconocer cierta maravilla en Hernan Diaz. Ni a Gloria Stefan le fue tan fácil y convengamos que literariamente Diaz no es un genio. La pregunta es entonces qué pasa con él? Algo queda claro y es que el Pulitzer y un par de celebrities siempre parecen estar a la vuelta de la esquina.

Desde ya, el éxito en el Norte tiene un costo y para ser consagrado como escritor latino en Estados Unidos, la condición suele ser borrarse a sí mismo, silenciar la propia voz y transformarse en lo que llamo un informante nativo.Diaz parece hacerse pasar por Sueco y su voz al menos a nivel metafórico, es la del típico venezolano concheto que va a universidad norteamericana y es mas preppy que los Bostonians y más Republicano que Barbara Bush.Click to Tweet Esto lo logra en Trust, haciendo un juego de puestas en abismo en donde el sujeto creativo es manipulado como marco de otros libros que son marcos de otros libros. La tercera y la primera persona son intercambiadas con poca ortodoxia para definir su artificio, para decirlo técnicamente, en el uso de la tercera persona que es la que se impone haciendo que el texto se presente como lo que no es: una novela.

 

Lejos de lo que algunos plantean asociando a esa tercera persona con el narrador de Henry James, el narrador de Hernan Diaz es como Apollo porque sabe todo y se preocupa por esparcirlo en forma de chisme. Trust es, en honor de verdad, un script de teatro o television disfrazado de novela. En tanto arte literario y estoy siendo muy optimista, Trust es como maximo, un buen ejercicio de bitchingClick to Tweetentre personas obsesionadas por el estatus y la clase social lo que convierte al lector del libro en uno de los asistentes a los eventos neoyorquinos al nivel de Sex and the City.

Hay definitivamente algo referido a la performance acrítica del aspiracionalismo de clase que, dado el exito de Diaz, debe ser lo que esta experimentando en estos momentos convirtiéndolo en el Vargas Llosa de la nueva generación. Estos se hace estéticamente evidente en el modo en el que Diaz se refugia no tras un personaje sino tras un narrador que relata no su experiencia sino la de un personaje que a veces relata la de otro. Pero este no es un recurso estilístico sino un modo de distanciarse. En ese sentido la novela es fría, casi como si se usara un lenguaje policial y, hasta, el militar. Trust es una novela de desresponsabilización autoral en tiempos de cancelaciones y memorializaciones compulsivas y, al mismo tiempo, es un tríptico (digo tríptico porque hay una cuarta parte que es la novela que uno está leyendo lo que le agrega otra dimensión temporal y espacial al juego de intertextualidades Cervantinas. A través de estos dispositivos en los que un personaje es descripto desde tres ángulos distintos: el propio, el de su hija y el de una scholar que contrata para escribir la biografía de la difunta mujer que Benjamin Brusk. Hombres y mujeres solo se juntan para mostrarse y el relato ocurre en la distancia. A decir verdad, el de Brusk y su difunta mujer fue posible porque al objeto de su afecto no se le permitio ser sujeto. La única posibilidad de amor ocurre cuando uno decide cancelarse a si mismo. Algo similar ocurre entre el Pullitzer y Diaz.

“Hernan es como un gatito que rasca la puerta para salir al jardín”

Silvia Delfino fue la compañera de cátedra de Jorge Panessi y tal vez, esa fue la condición para ser aceptada en la formula, es decir, no escribir un libro en su vida: la autocancelacion para el talentoso que intenta escalar posiciones. En lugar de eso… Silvia Delfino, profesora de Diaz me dijo: ‘Es como un gatito que quiere salir (del país)’ mientras ella era una bagayera academica con autoimpuesta misión de importar el pensamiento de E.P.Thompson al grito tehuelche de “acá llegan los estudios culturales”Click to Tweet (necesito hacer una aclaración aqui porque los estudios culturales son la respuesta “plebeya” al elitismo inherente a la historia del arte). Tras el grito lo que venía era una serie de performances de jeroglífica impenetrabilidad en donde la profesora hacía el mayor esfuerzo para ser hermética e incomprensible, o sea la peor docente posible haciéndose, de manera narcisista, pasar como la mayor conocedora del tema. Solo con dinero público se puede llegar a semejante paradoja. Traigo a Delfino a colación porque en el petit hotel de mi, hasta hace poco, mejor amiga mia, Alejandra Uslenghi, hoy, profesora asociada en estudios latinoamericanos en la reconocida Universidad de NorthWestern me dijo: “Hernan es un como un gatito que quiere salir (del país)”. El snobbismo de la Tía Silvia es vasto pero algo de eso había de cierto pero no para el caso especifico de Diaz sino de TODA mi generación. Pocos meses después, Diaz partía para England a estudiar en el King’s College de Londres y luego completaría su formación en Nueva York con un PhD en NYU donde Silvia Molloy hacía de puente para un grupo que hoy se convirtio en el establishment de la cultura en tiempos de políticas de identidad.

Instrumentos de auto flagelación del Opus Dei., hoy tambien usados en Berlin por muchachos de Villa Crespo

Si bien no todos estaban en la catedra o pertenecían a la carrera y para muestra basta un boton osea yo, habia una socialidad Panessiana con un Jorge Panessi siempre ausente que tenia en el centro a la tia Silvia y a un adorado Daniel Link que siempre tenia como ladero a un morochito con cara de portero llamado Mariano Lopez Seoeane. Una circulo social muy snob y tambien muy erotizado en donde no se cogia pero se habla de la bisexualidad de todos y se posaba de manera neoyorkino-afrancesada.  Obviamente, mi inclusion en ese grupo social no solo fue promovida sino deseada por Delfino, Uslenghi y el poeta Ariel Schettini Creo que la razón era esa irresistible intermitentemente visible invisibilidad hibrida que emanaba como perteneciente a una clase social indefinible. Recordemos ademas que eran los 90s.

La era de Deleuze, la deriva y la huida a los margenes. A pesar de estos no debemos confundirnos porque cuando mi mestizaje blanco, o sea invisible se hace visible, por un instante si quiera, son esos mismos fans los que sintiéndose engañados se dan vuelta y me muerden. Como se entiende sino que mi mejor amiga en serio Alejandra Uslenghi decidiera negar su propia responsabilidad y participación de años en la que ha sido la única vanguardia cultural de los últimos treinta años en la Argentina. La demandas de lealtad mafiosa que exige la cátedra de Panessi y la lógica replicada desde allí que hace que Daniel Link haga heredar, sin concurso, a Mariano López Seoane la Maestría en Genero y no sé qué más es la misma de la política partidaria. No es conocimiento el que se genera sino un tipo de lenguaje cipayistico que los hace exitosos en el Norte y les permite consolidar su casta de clse media blanca con acceso a los principales centros hegemónicos. Todo esto mientras usan palabras como “cute”, se mojan frente a cualquier transexuals del conurbano que pueda escribir mas de una oración y confunden a la industria editorial con ese mismo bagayerismo abajista que Silvia Delfino ilegítimamente transformó en ético.

Feminismo machista de Puan que ve al racismo de Nestor Perlongher como ejercicios plásticos de libertad

Pero los 90s fue la década de las celebrities y la cátedra de Panessi en su snobbismo militante si bien tenía una actitud modernista en su lectura del posestructuralismo y los estudios culturales, romantizó toda heterodoxia como Situacionismo Deleuziano. El problema con esto es que si usamos al Deleuze del Anti Edipo como metodo de identificación de lo politico, uno termina considerando a una hormiga como un agente emancipador porque es chiquita, negra, trabajadora y sobre todo, porque es un insecto.Click to TweetUn ejemplo exagerado de esto es el libro de Fernanda Carvajal sobre el duo de performance de Pedro Lemebel y Francisco Casas bajo el titulo “Rebelión Coliza” que Nelly Richard acaba de escribir como ghost writer.Click to TweetEn el, el método de aproximación al objeto es tan irresponsablemente disolvente que termina insultando a Casas al que literalmente considera como un insecto y, para peor,  lo felicita por ello. El libro de Carvajal es una terrible ensalada puesta al servicio, a modo de homenaje al lado mas hijo de puta de Lemebel, de lavar la reputación de Richard que, a esta altura, se desintegra sola.

Casas y Berenguer en Chile hace una semana

El Elitismo de Perlongher Reformulado como un Lord Byron Pampeano en Puan, Of  Course

Sin embargo, el ejemplo más claro de la fascinacion per se con la deriva Deleuziana es la lectura que hace Cecilia Palmiero, quien tambien viene de ese mismo palo Puanero y mejor amiga de Lopez Seoane quien a su vez fue designado a cargo del programa Queer de NYU en Argentina y del Posgrado de Genero en la Universidad de San Martin que le fue delegado, por supuesto sin concursos por Daniel Link quien se asegura que el que lo sucede es un mediocre con dificultades de escritura y comprensión. La influencia de la lectura de Perlongher propuesta por Palmiero es la cristalización del pensamiento de Panessi y hace algo rarísimo que tendrá consecuencias graves para los estudios queer regionales.Click to TweetEsto es algo que Carmen Berenguer y Pedro Lemebel, vivos e inteligentes, captaron en el aire y lo señalaron sin decirlo. Me refiero al extractivismo oportunista del encuentro interracial e inter clase entre el cliente blanco de clase media al que nadie se quiere coger (Alejandro Modarelli, por ejemplo) colocado por Néstor Perlongher como reacción disidente que Modarelli intentó convertir en carrera y fracasó. Es el “picadillo” del medio rico blanco argento lo que Palmiero en su libro Desbundes transforma en una suerte de gesta de San Martin quien repara, emancipa y libera a los pueblos gays y lesbicos sin poder ver el racismo que lo sostiene.  El relato es liberador porque el que muere, blanco de clase media como ella, muere exitado por el susto que le da estar frente al equivalente brasileño del pueblo peronista pero con ereccion real. Como ven la iniciativa es siempre del blanco que puede ser asesinado por el prostituto bisexual paulista pero muere, como diria Lemus, “en su ley” mientra que el miché o rent boy quien es presentado como un cobarde sobre el que ni siquiera recae la culpa porque la calidad que se le asigna es subhumana.

De Victoria Onetto a Kate Winslet: Provocar para sobrevivir el parroquialismo

Algo de esta operacion Panessiana ocurre en Trust pero es llevado a un plano de ambición de tal magnitud que marea y en un giro de marketing del agente de Diaz que, a esta altura, debe ser caracterizado como genio porque Trust apenas salio, se aseguro la serie de Winselt en HBO y poco después se lo ponen en el escritorio a Obama quien sentencia: “Trust es la mejor novela del año”.

Si volvemos a aquella fiesta en la que conoci a Diaz en 1998 (?), el entró de la mano de un ser que venia de abajo. Victoria Onetto, ronroneaba y este fue su método hasta que se garchó a Scioli por lo que no la culpo porque uno tiene que hacer lo que tiene que hacer pero luego vino Kitzillof y en ese paso de magia o mejor dicho, de transubstanciación eucarística característico de la magia democratacristiano teológico-populista opus-deica que es el peronismo, llegò a Ministra de Cultura de la Provincia de Buenos Aires. Yo no podia sino amar la escena y a él. De hecho, creo que intenté algo pero Alejandra me frenó. Amé la doble o triple povocación de, a esa altura, Bruno Diaz.

 

 

Si Diaz es algo es un Lanpeano de la primera hora. No conozclos detalles de su relación con los miembros de la catedra de Jorge ui alisio Panessi pero si Silvia Delfino que siempre tuvo ética de esclavo lo que le permitió brillcomoar sin hacer, llegando a ser recordada como referente de las “chicas” de Belleza y Felicidad (sus alumnas) y del movimiento de Transexuales del que se atribuye, como buen miembro de la vanguarida blanca Puanera que es, su liderazgo. Pero Diaz era lo que en inglés se conoce con el adjetivo “rogue”. Entrar con Onetto era una provocación por un lado, lo presentaba como Pygmalion frente a los machirulos de la UBA haciendo de la chica de barro a una bella socialite que interactuaba de pronto con la elite de las letras porteñas con aspiraciones queer y por el otro, los corría por izquierda dándoles una lección de “marginalidad” (ponele…) al resto de la cátedra compuesta por niños bien de clase media alta transformados por arte de ese realismo transubstantivo mágico eucaristico Puanero en rebeldes por el solo hecho de haber leido Manuel Puig sin explotar por obra y Gracia del Espíritu Santo. Había hijas de jueces del Opus o de psicoanalistas como Leonora Djament, editora de Eterna Cadencia empleada de un Braun, alemán aterrizado en tierras del Sur. Si tenemos en cuenta la raíz teológica del psicoanálisis como continuación de la confesión cristianas, esta continuidad entre Iglesia y Cátedra de Panessi tiene sentido.

Menos Argentino que Julio Le Parc?

Diaz era diferente a todos ellos, en principio lo era porque había algo en su biografía que lo vinculaba mas auténticamente con el objeto de estudio de moda en ese momento: la víctima de la dictadora que trataba de vivir durante la transicion democratica. Diaz nacio en 1973 y emigro a Suecia con su familia tras el golpe de Estado. Esto para mi es algo que lo define y lo transforma en la epitomizacion del escritor argentino heredero de Borges en su ceguera negadora de la realidad, de su pasado y de si mismo. La diferencia entre Borges y Diaz es que el primero era un maestro de la evasion mientras que Diaz hace lo del Moma, usa la politica para vaciarla de potencia. Diaz es el anti feminismo neoliberal transformado en espectáculo y ventriloquizado por actrices que posan a lo Meryl Streep de profundas pero no van mas alla de Jimmy Choo como Kate Winslet en el ocaso de su carrera.

 

 

 

 

La razon por la que dije que no tras debatirlo largo y tendido con mi amiga Sally Gardner, quien estaba teniendo un éxito analogo con The Weather Woman en UK es que tras mi cancelacion no queria aparecer con ese nivel de visibilidad criticando a un compatriota. Tal vez fue un error de calculo si entiendo mi carrera como compuesta de golpes performativos de efecto que permiten ver núcleos de pus cultural que si no se sacan se enquistán. Lo que en mi caso es deconstrucción decolonial en Diaz es arquitectura neocolonial por parte del informante nativo mientras sus jefes se toman un descanso durante la era de las politicas de identidad. Diaz ha llevado la pose de sumisión a la cultura del imperial a nivel de arte. No diría que es un gran escritor. Lo que yo creo es que Diaz hace de la amnesia de su propio pasado una Peformance artística. Tanto Diaz como yo somos dos provocadores pero Diaz lo hace al servicio de una suerte de neoconservadurismo post-neoliberal.

Trust y sus dos fuentes de significado

Se puede extraer significado de su novela a dos niveles: el afectivo y el narrativo. La novela renuncia al storytelling propio de la literatura argentina. Mas que una novela es un retrato que esconde un panfleto feminista pensado para la gran pantalla porque no toma los lugares comunes del sufragismo o de la lucha activista del Ni Una Menos sino que se esconde tras la patina brillante del rostro “I am worth it” de Kate Winslett. La novela es un Caballo de Troya puesto en las puertas de esa fortaleza llamada capitalismo y Diaz es el wet dream de ese tipo de Venezolano cipayo que trafica con Latin America pero la odia como Patricia Phelps de Cisneros. Una abstracción obediente, performativa y productora de celebrity.

Pero, como buen argentino, el modo de Diaz de dar cuentas de su riqueza es una gran disculpa que, seguramente, les da la tranquilidad necesaria a los lectores que pueden identificarse con el personaje central, irónicamente llamado Benjamin Rusk. Con un tufillo psicoanalítico, como si el narrador que habla en tercera persona para pasar de pronto a la primera persona, el que escucha este agobiante monologo del exitoso (como Diaz mismo) llevado a extremos de bitchiness y detalle que nunca lo redimen para, en lugar de eso, transformarlo en una caricatúra que históricamente ha sido identificada con el usurero judio cruzado con el hijo educado de una familia alemana que lee porque algo tiene que hacer de dinero.

Este blog nacio hace diez año en despecho al modo en el que fui tratado por mi, en palabras de los Mack familia postiza (la de John Mack legendario CEO de Morgan Stanley y Credit Suisse) y, en particular, por quien, al dia de hoy, sigue siendo “el amor de mi vida” (su hija Jenna Mack). Lo pongo entre comillas porque decretar que alguien es eso denota infantilidad y tal vez por eso se llega a amar tanto o, a ambicionar tanto, para decirlo en terminos de Trust o Diaz como sujeto histórico. El trauma del Rusk como protagonista de Trust quien es retratado como Mr Burns de los Simpson, es su herencia. Sin embargo, esto no deberia disculparlo por, como plantea el argumento si es qué hay uno de la novela, que su salto de acumulación de dinero ocurre porque usa su genialidad matemática no para hacer el mal sino para llevar la logica del sueño americano hasta sus ultimas consecuencias de manera autista lo que, sin ser dicho, es clínicamente ejemplificado en la conducta del personaje. En el camino, se lleva puesta a toda una generacion que muere literalmente de hambre, la mayoria de ellos negros hace poco liberados. Esta desaparicion, de manera velada y sin torturas tiende que ser vista como análoga a la Pinochetistas pero sin hornos Nazis ni genocidios. La massacre que disimula Diaz es la que denuncia Lemebel como condicion del avance capitalista que lo hace de manera silenciosa, haciendo que la gente muera aislada en su casa en soledad o en la felicidad de estar con los suyos que no es sino la ficción con la que se los compensa por la vida de penurias a las que fueron sometidos. En otras palabras, Diaz no solo justifica las acciones del perpetuados a traves de la dinamica tanto biológica como cultural de la herencia patriarcal sino que realiza la misma operación que hace el psicoanálisis norteamericano al promover la idea de depresion como carecer de la voluntad y empeño suficiente como para llevar adelante ese proyecto trabajador llamado “la vida”. Para Hernan Diaz, los quiebres de la razon, para usar terminos Goyescos, como la depresion, por ejemplo, ya ni siquiera es privatizada como fracaso personal de motivación o vagancia sino que va mas alla en su ideológica ultra neoliberal para usar a la ideologia de genero y a las politicas de identidad transformando a la depresion en algo productivo no porque son las condiciones de vida en un lugar infrahumano como por ejemplo la jungla Guatemalteca sino en la Quinta Avenida y el Lincoln Center donde la depresión deviene melancolica creatividad filantrópica que permite a la Vanguardia musical ser lo que fue en la decada del 40 en USA. Vemos asi como del asesinato capitalista de masas, Diaz rescata los elementos que redimen al crimen de masas para solo y sin demasiadas ganas, acusarlo de machirulo por querer transformar a su mujer en una santa y no en el líder cultural que se supone que fue. Asi, el segundo retrato del tríptico (en realidad son cuatro partes) es el de monumentalizar al capital de la heroina de la “novela” que es la depresiva esposa del tambien depresivo y autista mega-tycoon capitalista termina eliminando no solo a las concon el que la presenta el neoliberalismo en su abasallante devenir privatizante.

Esta caricaturización del rico traumado, el paciente autista y del matrimonio de alguien cuya verdadera relacion es su carrera encunetra en Diaz un interlocutor ideal porque salir con Onetto es como salir con Moria donde la distancia entre la presentacion teatral del yo y lo que las condiciones reales le permiten ser abren un espacio si bien no autista al menos esquizofrénico. Pero el trauma y la acumulación de riqueza de generación en generacion y adentro de una misma familia casi nunca ocurre en esos terminos. Para muestra basta un boton y vayamos a los Mack. Sus tres hijos han sido educados en Duke donde tanto John como su mujer Christy son grandes donantes (me refiero a edificios e institutos enteros). Pero el sentido de excepcionalidad que tienen no es reflejado en los personajes de Diaz que son siempre retratados como autojusticandose, con excesiva autoestima, batallando contra aquellos que se oponen a su autista sentido de lo correcto como si fueran Quakeros o Calvinistas iconoclastas. Por el contrario la estima la tienen bastante baja ya que las expectativa y la audiencia que sus realidades, por lo general tristes, encuentran esta entre los amigos sicofantes de los padres que, básicamente, financian hasta el consuelo del propio fracaso del hijo primogénito quien, en el caso de John Mack en este caso Jr, no solo relata su paso por la vida sino que la escribe y la imprime como si fuera una Epifania tras otra lo que lo coloca en un lugar romántico parecido al que los románticos alemanes y norteamericanos tenían reservado para ese representante de Dios en la tierra, o sea, el artista.

Diaz ya se mueve en ese ambiente porque Trust tiene el ritmo y la velocidad del rarísimo idioma que se habla en la cúspide social de Nueva York. Todo es certeza que se pronuncia con tono de imperativo categórico Kantiano y asi pasa la vida pensando que se entiende cuando no se entiende nada. El éxito total no le llega a Diaz Temprano en la vida. Ya es un cincuenton pero soy de los que piensa que este tipo de exito consagra a un guionista pero no a un artista que, en la gran novela premiada con el Pulitzer parece tocar todos los botones de la correccion politica pero tambien de la auto cancelación fingida esperada por parte de esa elite de hombres Neoyorquinos que ya empiezan a sacar los dientes y es un Argentino quien lo narra. Narra no, describe.

 

 

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