Qué puedo decir de madre que ya no haya dicho? Hoy 13 de noviembre hubiera cumplido 87 años y tras un par de años en los que la urgencia, ya más emocional que organizativa, dio lugar a una evaluación de su lugar y el mío en eso que fue “nuestra vida juntos”. Desde ya, la estúpida idea de analizarme con analistas argentinos dejó en la puerta, como una ofrenda, esas acusaciones inmaduras que lo único que hacen es postergar el verdadero reconocimiento de que ese ser querido realmente no está más para cuidarme y que nadie, absolutamente nadie, me quiere incondicionalmente anymore. I am a big boy. I can deal with it.

Lo interesante de reconocer el espacio vacío escapando del psicoanálisis es que, al esquivar el remanso de la masturbación facilista del yo, yo, yo, yo; para el que ya había tenido a Ustedes y a este blog. La palabra para Ustedes en ingles es “plastered”. Googleen. Volviendo al tema que me convoca que vendría a ser algo parecido a un homenaje a mi madre, ella y yo teníamos algunas asignaturas pendientes. Ser el Príncipe Williams no es un lugar digno ni feliz y hace daño. Me importó un bledo que estuviera muerta y se lo dije igual. Lo bueno de su espectro es que decidió aceptar la culpa y pagarlas. La sentencia fue poner su cuadro de plata con su imagen en un cajón. No en un féretro sino en un cajón con medias en mi casa. Si de féretro se trata, no es eso lo que la contiene sino una caja en donde están sus cenizas. Ella me indicó explícitamente que no queria que yo me pusiera en ningun gasto para su funeral y que su ataúd deberia de material lo mas parecido al carton. Y asi lo fue. La verdad es que cuando murio, sus cenizas quedaron en Buenos Aires. Cerré mi departamento y me fui a Brasil donde conocí a una persona que repetía todos las mismas características del tipo de hombre con el que yo solía involucrarme. El departamento luego fue alquilado por el salame de Agote Inmobiliaria a quien instruí que todo aquel que quisiera alquilarlo debería hacerlo con la condicion de nunca abrir el placard. Sirva este post como disculpas a los dos inquilinos que convivieron con madr durante mas de cinco años.

Hace poco estuve en la maravillosa Buenos Aires y la verdad es que no quería ir. Las razones para esto fueron que no quería abrir ese placard al que imaginaba lleno de cucarachas, bichos endemoniados, queriendo saltar a la cara de aquel que abriera la puerta. Para peor la cerrajería de la vuelta es un grupo de gente rara. Para empezar, atienden detrás de un mostrador totalmente blindado. Casi no se les ve las caras y cuando uno hace alguna pregunta o requiere de sus servicios generalmente la respuesta es complicada y del tipo de “agrégame al WhatsApp”. Cuando, finalmente, acordamos que vinieran, apareció un joven divino que no me consta que sea puto pero era alto, culto, de ancestros árabes y decidido. Lo primero que dijo fue una especie de queja contra los hijos de la gente del barrio de Recoleta. Algo asi como que los hijos de la gente que se moría en esos lugares parecían desagradecidos, apurados por abrir un tesoro. Mi herencia es una herencia bastante más sofisticada que eso pero no de dinero y todo lo que el ojo alcanzaba a ver en esa conversación habia sido comprado por mi inteligencia y esfuerzo… y no era poco. El joven cerrajero abrió rápidamente la puerta y dijo casi como en un acto reflejo: “Pase, Haydee”.

Tras años de penitencia (de madre, no mios), finalmente cumplió condena y quedó libre. Cambie esa foto horrenda en el Amnesia, el unico objeto que compite con ella en intensidad de afecto de mi parte, y puse una que traje de Buenos Aires de ella en Estocolmo. En materia de viajes y de países, madre eran muy específica en sus gustos. Ella amaba Suecia, en particular Estocolmo y Paris. El resto le parecia una perdida de su tiempo. Valga decir que pude hacer esos viajes como yo queria. Hotel cinco estrellas, restaurant con mas de seis platos y varias estrellas Michelin e incluso, mi amiga, una Condesa, nos recibio en su castillo. Ella amó todo eso. Se lo merecía y yo, viéndolo desde hoy, creo que también.

Cuando estuve tras su muerte en París compré un candelabro con un delfín que ahora tiene una vela y acabo de ir a una casa de tortas en la que me preguntaron por dos amigos argentinos (bizarro, les acabo de mandar un email) y me compré una torta chiquita. Voy a celebrar con madre. Celebrar su salida a medias del cajón (de medias). El festejo tiene lugar frente a un cuadro de plata con su imagen en la que posa, como les fascinaba posar en esa vocación militarista que siempre la acompaño y que no significa nada mas que eso. En ella posa al lado del equivalente sueco de un Beefeater.

Ustedes se preguntarán qué pasó con las cenizas porque, according to Argentine law, hay que declararlas y pedir un permiso especial a Dios sabe quien y vaya a saber lo que esa autoridad sabe y protege. Lo cierto es que contrabandee a madre con perros oliéndome las bolas buscando drogas pero no encontraron nada… for once. De hecho, la saqué con varias obras de arte que no debería haber sacado y que, de hecho violan la ley que yo mismo escribi hace mas de dos decada para otro contexto, un momento de excepción como fueron los años posteriores al 2001. Los K se ocuparon de usarlo como arma contra los ricos aniquilando la industria del arte, si se la puede llamar asi, y solamente consolidando a aquellas galerias que trabajan con el lavado dinero de la corrupción.

Madre, no sin razón, odiaba Inglaterra la veía chiquita pueblerina y con gente mal vestida y de actitud sobre dimensionada. Amaba, sin embargo, Paris y en particular, el Petit Trianon de Maria Antonieta al que veía sencillo en medio de la magnificencia absolutista. Pero lo que, realmente, la fascinaba era Bagatelle y la Brasserie Lipp. Sus deseos son que esparza sus cenizas en Bagatelle, el coto de caza de María Antonieta que, en realidad, mas que un coto de caza son unos jardines para empedorrarse y caminar. Allá iremos. Feliz 87, Madre! Aquellos que no la conocen, esta es su memoria. Amó protagonizar esos videos.